miércoles, 21 de marzo de 2012

TALLER DE PREGUNTAS INTELIGENTES

Hoy en clase, con Paloma Abad Tejerina, abogada, hemos hecho un taller de preguntas inteligentes.
Ella nos ha propuesto un caso práctico de un divorcio, con el problema de la custodia de los hijos y la casa, como si se tratara de un juicio.
Hemos dividido la clase en tres grupos: los que hacían preguntas a favor de la madre, los que hacían preguntas a favor del padre, y el grupo que me ha tocado a mí era el grupo observador, que al final de todo el turno de preguntas, tenía que decir de qué manera las preguntas habían estado bien o mal formuladas para conseguir el objetivo deseado.

Nos deberíamos cuestionar todo, porque esa es la base del arte.
Nunca hay que quedarse en la primera respuesta.
Se deben hacer preguntas que queramos saber, y no se debe preguntar aquello que ya deberíamos saber.
Tenemos que empezar por preguntas generales que vayan proporcionando conocimiento.
Lo mejor es hacer la pregunta oportuna, a la persona indicada, en el momento correcto.
Podemos formular distintos tipos de preguntas: impulsivas, para sorprender al que responde, persuasivas, para obetener información, preguntas cerradas, donde solo cabe responder si o no; preguntas para sembrar ideas, para aclarar pensamientos, etc...

Hay personas visuales (formulan preguntas y responden de forma muy rápida, porque se basan en toda la información visual que les entra por los ojos), auditivas (se basan en lo que perciben sobre todo a través del oído) y quinestésicas (actúan muy lentamente, y contestarán una pregunta cuando ésta llegue a sus sentimientos y emociones).
Hay que tener en cuenta y reconocer con que tipo de personas formulamos nuestra preguntas; para conectar y empatizar más con esa persona, y así obtener respuestas mas acertadas.

A modo de reflexión personal, me he dado cuenta que no todas las preguntas sirven para conseguir nuestro objetivo; es bastante complicado formular una buena pregunta de tal manera que obtengas la respuesta que tu quieres. Hay que ser bastante observador y persuasivo con la persona a la que preguntamos; y sobre todo ir dando rodeos con las preguntas, hasta acercarse mas y mas al fondo del asunto.
Me ha parecido un taller muy interesante, ha sido una clase muy dinámica y entretenida que se ha hecho corta. Y he aprendido que no se puede preguntar por preguntar, ni preguntar aquello que deberíamos saber; tenemos que saber preguntar a la persona oportuna, en el momento correcto y con una buena formulación de la pregunta; así obtendremos una buena respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario